viernes, 1 de octubre de 2010

Masaje auditivo

Encerrado

en mi particular

burbuja

escucho a John

Sebastian Bach

como haría el viejo Bukowski.


Acarician mis oídos

suavemente

las miles de voces

de un adagio que piden

clemencia para una

melodía.


Indesciptibles parajes

recorren mis oídos, me

dejo

llevar por el ritmo;

dejo

que los golpes de violín

me lleven

donde ellos quieran, sin

prisa por volver, sin

prisa por el mañana.


Después

llega el jazz tranquilo

que suave

me conduce hasta otro

particular

infinito.


Volando los pájaros

hacia el atardecer, empiezan

las farolas a dar su

anaranjado color

a las cosas.


Deslizándose entre

las notas se cuelan

mis palabras

susurrándole al viento

que el olvido es su condena.

1 comentario:

  1. Bueno...qué oídos serán capaces de resistir a este masaje?...sobre todo, porque, como dice Bukowski "la gente está exhausta,infeliz y frustrada"...Saludos

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