domingo, 10 de octubre de 2010

Ayunas

Me automedico

con recetas de la

abuela y las

ganas de sentir

vuelven a hacer

que se pongan en marcha

las inmensas avalanchas.


Leo las señales que envía

el cielo e interpreto

a mi gusto

sus particulares señuelos.


Bajo a veces a ver que tal

está el mundo de las

apariencias;

sólo para estar presente

de la continua jodienda.


Rompo entonces las reglas de la conciencia

establecida y me acomodo en algo más profundo

que lo que puede entregarme lo que existe fuera.


La historia es

agua que corre,

el presente

simplemente no

existe.


En cuanto al futuro

mejor

no hablar de futuro.


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