domingo, 17 de octubre de 2010

Cayendo la noche

Atardecer Lluvioso


Me imagino una

y otra vez

la vida

a mi gusto.


Las piedras dejadas

atrás en el camino

hacen

que la realidad pierda

lo divino.


Allí; donde imaginé

una tarde perfecta

con un cielo nuboso

casi palpable, es donde

me creo que el burdo

engaño rara vez

pueda ser real.


Hay un camino por recorrer

largo e invisible

dando muchas vueltas

que al final regresa

a su origen: la

nada.


La noche cae

y con ella mece

sentimientos disparados al aire

imaginados

en cabezas solitarias

o que precisan

de especial atención.


Pensar ya ni siquiera

es bastante

puesto que el grito

se impuso a la

razón.


Donde antes había

algo por lo que luchar

sólo quedan

cenizas de la noche

anterior a la despedida.


El sol se apaga

y la luna

nos declara

culpables a los dos.

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