Despierto
con fiebre y náuseas, cuando
soy consciente de que
existo es cuando
el dolor me lo recuerda.
Mierda de gripes
que aparecen de la
nada;
mierda de medicamentos
que nos hacen menos
fuertes.
Salgo de la cama caminando
como si en cualquier
momento el mundo se viene
abajo.
Se desgarra por dentro
mi garganta
aunque beba un solo
sorbo de agua.
A cada tos
retumba mi pecho
y las ansias me hacen
correr al aire fresco.
Y diviso: desde mi balcón
cómo los pajaros siguen
mirando fijamente
al horizonte y pienso; debería
tener el hombre
a veces dos alas
para surcar los cielos.
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