jueves, 30 de septiembre de 2010

Dedicado a la musa anónima

Dedicado a la musa anónima.


Habíamos quedado

ni me acuerdo

de cuando; pero

no apareciste, musa triste

cuando te fuiste

quedaste el cielo gris

y a este poeta hecho

un auténtico fraude.


Desencajo las líneas

abriendo brechas

insondables

llegando hasta mis adentros

para revivir

por un instante

aquel frescor que traían

las mañanas antaño.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Medicina en letras

Todos

reclamando

lo que creen suyo,

y no saben que nada

es de nadie.


La vida pasa a ser

una columna de humo

contaminada.


La gente deambula

embobada

ajenas a la miseria

sin saber

lo que es una vida

de mierda.


Condenado

a contemplar el sufrimiento

ajeno, empatizo hasta

que acaba por

volverse mío.

De piedra

hay que hacerse

para no

volverse loco

y solucionarlo con un

revólver.


Mientras

pasan los segundos

la vida pasa

como caen granos de arena

en un reloj o como caen

las gotas de esta lluvia

alrededor.


Las mayores alegrías son

abandonar

esos pozos vacíos

y llenar con metáforas

aprendiendo

de los golpes

de mente y corazón.


Mantenerse

sereno y respirar

aire

limpio

de sentimientos.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Caen granizos

Caen los granizos

como en el fin de los finales;

como

lluvias de meteoritos, traídas

por densas nubes.


Rompen los cristales.


Caen granizos

haciendo agujeros profundos.


Inundan las calles.


Corren los cobardes.


En charcos de barro,

esculpiendo piedras.


Llueven a mares

minúsculos cristales.


Caen granizos

que nadie se

alarme.



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martes, 21 de septiembre de 2010

Anónimo


Soy cruel

suicida

que busca revolcarse

en la tristeza de añorar

lo que los vientos dijeron;

cuando eras tu la que hacía

que el mismo sol saliese a verte.


Amortizo los momentos

en los que desde lejos

observo y pienso

en lo que debí decir de

aquellos perfectos besos, porque

ahora los huelo

pero seguro contemplo

como se los das al aire.


Al fin y al cabo

la dura tarea de hacer

de poeta

cansa tanto al alma

que en tristes sueños

grandes proyectos se quedan.


Dime tú

si eres aquella

de la que yo un día

me enamoré velozmente;

dime tú

si todavía existe

aquel momento que

congela los segundos a tu espera.


Si esa negra

mirada es peor laberinto

que el de Creta, a pesar de que

no encierras

a ningún minotauro ni hay

altos setos o muros de piedra; yo

me pierdo en ellos

como en la primera visita

a una vieja ciudad de callejas.



lunes, 20 de septiembre de 2010

Sin Título (3)

Vacio

como un café

de sobre expresso;

aguado como finales

de noviembre, como tardes

de tormenta admirando la sinfonía

acuática golpeando los cristales.


Aquel

olor de tierra

mojada, dificultando

al respirar; aquel detalle

que nunca se olvida, aquella

ocasión que pasó sin decir nada.


martes, 7 de septiembre de 2010

Demasiados Sentimientos

Yace mi sombra en un lecho

pasando el aire, consumiendo el tiempo.

Escribo

de nuevo

poemas nauseabundos

reflejando lo poco

que me queda dentro.

Lo sincero

es siempre lo más bello

y por eso

me reencuentro

cada vez que puedo

en el calor de estos

versos.


Pretendo ser arquitecto

de remotos paraderos

donde encontré el sabor

de la utopía en la que te siento

e imagino

cuando deambulo

libremente por tu cuerpo.

Sin Título (2)

Pierdo el hábito

de mirar a los ojos

cuando hablo,

busco impaciente

el palpitar

de otros labios,

escruto mi mente

en busca de senderos

abruptos que me conduzcan

hasta ti; hasta lo que un día fuiste.


Hago a este recital

de versos testigo

indirecto de mis entrañas

cocinadas al vapor en una

vieja olla oxidada que nunca

pudo aguantar todo el calor.


Vuelvo a reencontrarme cuando vuelo

con filas alas de papel

por aquellos parajes

donde te dejaste ver mientras el suelo

avanza sin dejarse contemplar

y en la distancia los kilómetros

se notan mucho más.


Y surgen,

miles de historias que nunca te conté.


Las miradas vacías

insertadas en una parte de la realidad

inactiva, atemporal, estridente; como cuando

nos devorábamos inconscientes sin tener en cuenta

el peso del dolor.


Mientras miro las siluetas

en blanco y negro de aquella

playa y su mirada quieta

observando el ruido de la ola al romper.