martes, 7 de septiembre de 2010

Sin Título (2)

Pierdo el hábito

de mirar a los ojos

cuando hablo,

busco impaciente

el palpitar

de otros labios,

escruto mi mente

en busca de senderos

abruptos que me conduzcan

hasta ti; hasta lo que un día fuiste.


Hago a este recital

de versos testigo

indirecto de mis entrañas

cocinadas al vapor en una

vieja olla oxidada que nunca

pudo aguantar todo el calor.


Vuelvo a reencontrarme cuando vuelo

con filas alas de papel

por aquellos parajes

donde te dejaste ver mientras el suelo

avanza sin dejarse contemplar

y en la distancia los kilómetros

se notan mucho más.


Y surgen,

miles de historias que nunca te conté.


Las miradas vacías

insertadas en una parte de la realidad

inactiva, atemporal, estridente; como cuando

nos devorábamos inconscientes sin tener en cuenta

el peso del dolor.


Mientras miro las siluetas

en blanco y negro de aquella

playa y su mirada quieta

observando el ruido de la ola al romper.



No hay comentarios:

Publicar un comentario