Dedicado a la musa anónima.
Habíamos quedado
ni me acuerdo
de cuando; pero
no apareciste, musa triste
cuando te fuiste
quedaste el cielo gris
y a este poeta hecho
un auténtico fraude.
Desencajo las líneas
abriendo brechas
insondables
llegando hasta mis adentros
para revivir
por un instante
aquel frescor que traían
las mañanas antaño.
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