Las noches más extrañas
son las empapadas
con alcohol, cuando
al día siguiente
despierto
con un fuerte ardor.
Recorre todo el cuerpo
estremeciendo mi interior.
Se lleva el gran peso
el subconsciente
cuando redacto
estas notas
del horror.
Cuando anoche todo
era perfecto; o así
por lo menos
lo veía entonces.
Ahora me concentro
por extraer los detalles
objetivos
trastornados por lo borroso
de los recuerdos.
Me torturo condenado a pasear
por una fila de momentos
pasados
que ahora añoro como
añoré
en aquellos mismos años.
Los caminos del laberinto
y las causalidades
hacen que casi me crea
el absurdo juego, otras tantas veces
ya me ha funcionado.
Cuando de la nada
siempre se puede
sacar algo
yo sonrío conforme
contemplando como la locura
se disuelve.
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