El sol
entra por la ventana, me
levanto
sin ganas
cuando mi estómago me reclama
que hay que darle
la vuelta a sus paredes
y la conclusión
es vomitar.
He perdido cientos
de papeles
con las cartas de amor
que te escribí y creo
que se fueron
junto con mis vísceras
por el retrete.
Bebo poco a poco
de ese jugo que me perjudica
mientras siento:
la vida puede ser
que amanezca
todavía.
Pasando horas muertas
en la puerta de cualquier
bar, fumando
como un loco
y sin parar de
pensar.
La resaca
avisa:
mañana no perdonará
y la noche concluida
no me dejará
dormir a gusto.
Entre temblores recuerdo
que anoche te vi
mirando con tu particular gesto
hacia todo y nada
a la vez.
Mi alma poeta
rehúsa
de pasar página
de una vez.
Por eso es que me encuentro
a solas todas las noches
ante cualquier papel.
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