jueves, 15 de abril de 2010

Muerte Cerebral (Part 2)

Las líneas no vienen
como no vino la melodía perfecta
para aquella madrugada.

Como no volvió el tren a pasar
por el anden de los sueños que transporta
a los humildes pasajeros.

Pasajeros que se apean con sus sucios
maletines transportando el poco equipaje necesario
para viajar a la ciudad de los sueños efervescentes.

Los raíles quedaron sepultados bajo
escombros de lo que en otro tiempo fue un
camino gastado por el tiempo, lejano

como este olvido que no cicatriza;
dejando humilde marca en la piel,
como la quemadura de un cigarrillo.

Es un barco sin motor que navega
rumbo hacia el paraíso terrenal, la ciudad
celeste tras ella enmascarada.

Soplaba entonces el fuerte viento
y el timón se movía por una extraña fuerza
que dominaba en medio del caos cíclico.

Hacia buen puerto pensaba que varaban
todos los barcos sin rumbo ni destino
que guiados por el amor se ciegan en el camino.

Pero siempre aconsejan llevar a buen
remedio cuando la niebla no deja ver
la tierra firme que hay tras ella.

Es imposible no decirlo, aunque tape
mi boca con tiras de trapo, aunque intente
olvidar con cada calada este sentimiento

que aun me cala, aunque vivas eterna
entre nubes de pensamiento acompañada
por inconclusas líneas mal emparejadas.

Chocan como ondas armónicas
nuestras frecuencias en el espectro
de lo visible a tus ojos.

Y yo con mi cruel
osciloscopio someto
a cruel análisis
cada uno
de mis
movimientos.


Jack Red. Salamanca, 27-2-2010

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