Reinaba la calma en el barrio.
No se oía casi ningún coche
atravesar la concurrida avenida
que de día desprendía un
asqueroso humo gris
proveniente de la ingente
cantidad de coches que circulaban por allí
pero ahora está tranquila.
Salvo por la sirena que acaba de
despertarme
que hacia toda velocidad corría
calle arriba dejando detrás un centelleo azul
sería alguna pelea en algún bar,
una mujer maltratada por su marido
o alguna que otra jodienda
causada por el alcohol.
El mundo se viene encima pero
para algo tengo
estas cuatro paredes que aguantan
todo su peso
mientras yo recobro la
inspiración
saltando de la cama y empezando
una lucha con el papel.
Las coincidencias parecen
buscarme
aunque he de reconocer que yo siempre
estoy dispuesto
a encontrarme con ellas
será por eso que ahora medito y
me invento otro cuento.
Han pasado ya dos horas y varias
copas
y la tranquilidad parece haber
vuelto cuando me he confesado
a mí mismo mis pecados.
Y de nuevo en la cama averiguo
que es imposible dormir esperando
leer la respuesta
a un mensaje
que todavía no te he enviado.
Reinaba la calma en el barrio
y por una puta sirena
ahora estoy aquí atrapado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario