La ficción es un elemento de supervivencia.
Es combustible para la hoguera de la imaginación.
El deseo y los sueños se elevan con el calor
como el vapor de la olla lucha por ir hacia arriba.
La realidad se deforma
en los botellones
de la ciudad.
He advertido en mi a base de pequeños destellos
podemos percibir mejor los resquicios mentales
yendo hacia la pequeña parte que nos hace diferentes
admirando en toda su complejidad este inmenso azar.
Como antiguo culto a
Deméter sin base
existencial.
Paradigma exento de idea de triunfo alguno
consecuente con los principios de la empatía.
Testigo de un código secreto entre mis palabras
y mi inconsciente que se resiste a revelarse.
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