La noche es es reencuentro
con los sueños y el interior.
He montado mi pequeño jardín zen virtual
al que puedo irme cerrando los ojos
a rastrillar un rato.
Tengo una mesa con hojas sueltas
la poesía para la noche
observando el atardecer.
Vuelvo cada vez que puedo
a la poesía
como el que va a un baño turco.
Para limpiarme por dentro.
Amanece siempre en todos
lados
del prisma irregular terrestre.
Los anales del delirio expongo
día tras día.
Pero aun así sigo vivo.
Y vivir
bien se sabe
que es cosa de tener limpio el interior.
Amar;
eso es otro asunto que ya
quisiera saber
yo.
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