Todas las
mañanas tropiezo en las aceras
cuando no voy
totalmente despierto
cosa habitual
porque paso
demasiadas
horas muertas
dando vueltas
en la cama.
Te voy a contar
un secreto:
lo poco que
recuerdo de mis sueños
eres tú.
Intento
descifrarlos
mirando la luz
roja del semáforo
esperando para
pasar.
Siempre llego
tarde.
Las horas se me
pasan
a pesar de tener
unas
doscientas alarmas
resonando en
mis sueños
antes de
despertar.
Todas las
ventanas tienen
una conexión
directa
hacia una
dimensión paralela
antigua pero
confortable
zaguán
recóndito al que me escapo.
Antes solía
olvidar lo que pensaba
lo cual era
útil para no
guardarte en mi
memoria consciente
o inconsciente.
Ahora lo
consciente se hace
transparente y
no me abandona la aplastante
realidad.
Y solo puedo
recordar de mis sueños
el arco rojo
perfecto
que forman tus
labios.
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