en las aceras, nadie quiere
saber de ella.
Sólo faltaba que borrasen
la entrada “empatía”
del diccionario.
Me he cansado de ahogar
las penas en vasos y con humos
los fracasos.
Ahora pruebo a ahogarme
en un mar de palabras
condescendientes.
Los valores todas las noches
besan el vertedero abrazados
a botellas de alcohol vacías.
Para formar un buen conjunto
primero hay que ser
humano.
Yo sigo enviando mensajes
en botellas de cristal con
la duda por remitente.
Busco entre complejos aforismos
el sentido de la vida, a pesar
de que no existe como tal.
Cada uno debería ser libre
de ser lo que quiere y como
si no fuese suficiente
nuestro ego como primera barrera
todavía nos ponen más.